Mientras los helicópteros zumbaban sobre nuestras cabezas y los rescatistas expertos descendían de las cuerdas, las enormes criaturas fueron guiadas cuidadosamente fuera del terreno de los daepegos. Las angustiadas trompetas de los elefantes resonaron en el aire mientras los conducían a un lugar seguro, y el teplo en el aire era palpable.
El clímax vertiginoso se produjo cuando el último elefante fue guiado con seguridad fuera del camino de Ham, y toda la manada finalmente quedó fuera de peligro. Los vítores y aplausos de los espectadores y los miembros del equipo fueron un testimonio del enorme esfuerzo y trabajo en equipo que se había realizado en esta gran operación.